Los investigadores han desarrollado un nuevo método para averiguar el estado de WiFi en los casos en que se pierde la conexión WiFi. Ahora se puede usar la voz en lugar de la comunicación de datos para averiguar el estado de WiFi.
WiFi fue diseñado para la transmisión de datos de alta velocidad. El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) estableció los estándares de comunicación para WiFi con el protocolo 802.11. Podemos recordar este protocolo de los escritos en muchos enrutadores inalámbricos.
Según el protocolo 802.11, un dispositivo se considerará fuera de cobertura cuando no envíe al menos 1 megabit por segundo (Mbps). Aunque físicamente es posible enviar medio megabit por segundo, el protocolo no lo permite.
En un proyecto patrocinado por el Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería (NIBIB) de EE. UU., el científico informático de la Universidad de Washington, Neal Patwari, está trabajando con un grupo que utiliza sensores para recopilar continuamente datos sobre la calidad del aire interior de los hogares de los voluntarios.
Pero cuando los investigadores dejaron de recibir datos, no hubo forma de determinar si un sensor estaba desconectado o si algo estaba bloqueando la señal WiFi. Se suponía que debían enviar solo un pequeño ping, una pequeña cantidad de datos, pero ese era el problema: el protocolo no lo permitía.
Neal Patwari comenzó a considerar si, utilizando el mismo hardware, se podrían enviar datos de menor dimensión desde un dispositivo WiFi, incluso si no formaba parte del protocolo. Patwari encontró una manera de solucionar el problema.
Patwari y su equipo presentaron los resultados de su investigación en la 25.ª Conferencia Internacional sobre Computación y Redes Móviles, ACM MobiCom 2019, el 22 de octubre.
Para su estudio de cómo la calidad del aire interior afecta las tasas de asma, Neal Patwari y su equipo necesitaron grandes cantidades de datos durante un largo período de tiempo de muchos hogares con niños asmáticos. Los investigadores instalaron sensores que monitorean la calidad del aire en los hogares de las familias adoptivas. Los sensores transmitieron datos a los investigadores a través de WiFi durante un año.
Los investigadores se encontraron con un problema cuando comenzaron a instalar sensores WiFi en los hogares. Patwari colocó un sensor en el dormitorio frente al administrador inalámbrico. Sin embargo, el sensor no pudo establecer una conexión debido al cesto de ropa que tenía enfrente. El sensor pudo conectarse cuando se levantó el cesto de la ropa.
El problema no es que el cesto de la ropa se haya convertido en un muro infranqueable. Solo porque el sensor estaba tan lejos del enrutador, cualquier interrupción menor reduciría la tasa de transferencia de datos a menos de 1 Mbps, la tasa de transferencia más baja permitida por el protocolo. Así que se cortó la comunicación. Entonces, los investigadores intentaron encontrar una manera de saber si el sensor estaba desconectado o enchufado.
Patwari y su equipo consideraron que el sensor es algo que envía sonido, no algo que envía datos. Los hogares modernos están llenos de ruido inalámbrico, desde computadoras hasta televisores, estéreos y teléfonos celulares, las señales están en todas partes. El equipo, dirigido por Phil Lundrigan, profesor asistente en la Universidad Brigham Young, pensó que podría usar esto para su beneficio. Programaron una cadena de 1 y 0 en el sensor WiFi. El enrutador pudo distinguir este patrón de los ruidos inalámbricos circundantes. Entonces, incluso si el enrutador no puede recibir los datos del sensor, puede detectar este patrón en el ruido ambiental y darse cuenta de que el sensor aún está conectado.
Para WiFi, esto es solo el comienzo de la innovación. Según Lundrigan, el “largo alcance” puede hacer que los protocolos inalámbricos tengan un alcance aún mayor, o este método puede usarse por encima de otras tecnologías inalámbricas como bluetooth o celular. dijo Lundriggan.
